lunes, 12 de junio de 2017

Actividad 9.

LA TERAPIA GÉNICA


La terapia génica ha supuesto una revolución en la manera de abordar el tratamiento de las enfermedades genéticas, puesto que ha abierto un nuevo horizonte para curar enfermedades para las que hasta el momento solo existían tratamientos orientados a paliar sus síntomas.

Es el conjunto de técnicas que utilizan la transferencia de material genético (o cualquier otro método que permita editar o modificar la información genética del paciente) para prevenir o curar enfermedades genéticas. Sin duda es la mejor alternativa de todas las posibles, pero probablemente también la más compleja. Va directamente a la raíz del problema mediante la transferencia de la versión correcta de un gen defectuoso, que es el que está causando la enfermedad.

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Entre los principales obstáculos de esta aproximación se encuentra la dificultad de dirigir el material genético específicamente a aquellas células o tejidos donde hace falta que el gen ejerza su función, o que la regulación del gen introducido se aproxime a la forma en que se regula el gen en las personas sanas.

Existen dos tipos de terapias génicas: in vivo y ex vivo.


Aplicación de la terapia génica
La terapia génica in vivo consiste en administrar directamente al paciente el gen corrector para que este alcance el punto a tratar. Y la terapia génica ex vivo consiste en extraer las células que debemos reparar de un paciente, repararlas en el laboratorio y volverlas a reimplantar en el organismo del individuo en cuestión.

A través de la terapia génica se puede conseguir restablecer la función del gen mutado, y la estrategia más común es la introducción de una copia normal de éste en las células. También se puede inhibir o bloquear el funcionamiento de aquellos genes que contribuyen al desarrollo de la enfermedad (por ejemplo, los oncogenes que intervienen en el cáncer o los genes de virus que son necesarios para que estos se multipliquen en las células).


A través de la terapia génica se puede conseguir restablecer la función del gen mutado, y la estrategia más común es la introducción de una copia normal de éste en las células. También se puede inhibir o bloquear el funcionamiento de aquellos genes que contribuyen al desarrollo de la enfermedad (por ejemplo, los oncogenes que intervienen en el cáncer o los genes de virus que son necesarios para que estos se multipliquen en las células).

Aplicación de la terapia génica

La terapia génica ha demostrado ser factible en algunas enfermedades humanas. No obstante, el uso de estos vectores que se integran en el ADN de la célula hospedadora ha sido asociado a efectos adversos graves, por lo que se han propuesto mejoras que aumentan la bioseguridad.

Por una parte, a nivel social, las ventajas que nos proporciona son: previenen enfermedades congénitas, mejora la calidad de vida de la persona, y se desarrollan nuevos tratamientos para las enfermedades; las desventajas son que la terapia propensa a  fallar, los individuos serían material biológico, habría discriminación en las clases sociales, puede producir daños por varias generaciones, y aceleran y controlan el proceso evolutivo.

Por otra parte, a nivel económico, las ventajas que hay son que se producen una mejora en salud y manufactura, se amplía la productividad de las explotaciones que podría permitir erradicar el hambre en el mundo, y aumentaría el empleo. Las desventajas que nos encontramos son que hay poca accesibilidad a la población por el coste, los países subdesarrollados serían afectados, los recursos escasean y los servicios médicos se afectan.

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